16 de junio de 2013

Father's Day

Significado de 'Padre'.

Padre es, en un contexto biológico, aquel ser vivo de sexo masculino que ha tenido descendencia directa. El término recíproco es «hijo».
El término hebreo ʼav y el griego pa‧tḗr se usan con varios sentidos: como progenitor, cabeza de una casa o familia ancestral, antepasado, originador de una nación, fundador de una clase o profesión, protector, originador de algo y como expresión de respeto.

So...

Bajo este contexto, creo que muchos de nosotros tenemos un padre, o por lo menos la mayoría. Yo tengo varios, a lo largo de mi vida he tenido la suerte de conocer a 2 personas a las que con orgullo les llamo -padre-. Ademas también cuento con mi padre biológico, así que soy toda una suertuda.

Bueno, estaba siendo sarcástica con eso último. En realidad hoy es un día deprimente para mí, no debería serlo... y tal vez soy la peor malagradecida del mundo, pero así es y es un hecho que no puedo cambiar. Pero sí quisiera sacar lo que pasa por mi mente en este momento, sacarme las palabras para que no me estorben al sonreír.

Querido Padre:

Hay tantas cosas que quisiera decirte, hay tantas cosas para las que me gustaría tener valor. Hay un mundo atrapado entre nosotros y ninguno de los dos ha cruzado la línea del silencio.

Sin embargo, sin embargo...

Te amo. Eso es lo primero que te diría si tuviera la libertad de hacerlo. Si no nos sostuvieran estas cadenas enormes por el cuello. Y después de decirlo una vez lo repetiría y lo repetiría hasta que se me acabara la voz, hasta que se me acabara el miedo.

Después, creo que comenzaría con los agradecimientos. Hay tantas cosas que tengo que agradecerte, aunque tu no lo creas posible me has enseñado más que nadie en el mundo. De alguna manera me has enseñado a sobrevivir cuando yo no tenía posibilidades de vivir. 

Me has hecho fuerte, con la capacidad de soportar tormentas, con la capacidad de caminar bajo la lluvia sin necesidad de alguien que me acompañe. Gracias a ti pocas cosas tienen la capacidad de hacerme daño, se podría decir que me blindaste ante todas las balas de bajo calibre, ante las balas de calibre medio y ante algunas de gran calibre.

También me diste lecciones sobre el miedo. Gracias a ti no le tengo miedo a la oscuridad, nunca se lo he tenido. Gracias a ti no le tengo miedo a las cosas superficiales, gracias a ti daba grandes respuestas en la escuela cuando la profesora me preguntaba cual era mi peor miedo. Aprendí que en la vida real la frase 'No le temo a nada' no existe, y que tampoco se le debe tener miedo a todo. Me enseñaste a escoger mis miedos, a no avergonzarme de ellos. A enfrentar la batalla un día y, si se perdía, volver a intentarlo al siguiente y que no esta mal rendirse, siempre y cuando conozca mi debilidad.

La parte más difícil fue la de la confianza. Lo sigue siendo. Porque de ti aprendí a no creer ciegamente, aprendí a no confiar en las promesas de nadie ni prometer algo que no vaya a cumplir. Aprendí a hacer las promesas más inquebrantables mientras tejía un escudo de diamante, a guardar silencio y escuchar con cautela, a no esperar nada de nadie ni entregarlo todo de golpe. Aprendí a ser precavida y que, después de todo, la esperanza no es lo que muere al ultimo.

Me regalaste la mejor arma de todas: la sinceridad. Y me entrenaste para usarla como espada y como escudo. Ahora sé que las palabras pueden herir mortalmente sin necesidad de ser dichas con violencia y que la mejor protección contra el veneno de las mismas es el silencio. Nunca olvidaré que las mentiras son detestables, que incluso el silencio puede mentir; pero tampoco olvidaré que la verdad no aplica para todas las circunstancias, porque a veces es más importante la vida y hay vidas que pueden apagarse con mucha facilidad.

Me enseñaste que siempre tendré un lugar a donde ir, aunque este no sea siempre en mi casa; que el pasado, pasado es, pero no deja de tener un precio; que los errores son visibles para todos pero nunca deben ser invisibles para mí; que irse no significa abandonar, que se puede huir y regresar; que hay abrazos que se dan por obligación y hay que aceptarlos, pero hay otros que se dan por amor y hay que atesorarlos; que el tiempo no cura nada cuando no luchamos por sanar, que el olvido no es algo en lo que me deba refugiar; que conocer no significa entender ni viceversa, que hay lecciones que no se aprenden ni a la primera ni a la veinteava vez. Que cuándo me va mejor es cuando me dejo llevar por el camino, observando y aprendiendo. Que perdonar da como recompensa grandes tesoros, pero no siempre la libertad.

Eso es lo más importante que aprendí de ti, eso es lo principal que te tengo que agradecer, pero si me permites decirlo, el dolor que acompañó a todas las lecciones es algo que simplemente no te puedo agradecer. Se que me entenderás, porque cada vez que te miro a los ojos, cada vez que te das cuenta de que no estoy entera, miro mi propio dolor reflejado en tus ojos.

Se que has sufrido, se que todas las lecciones que aprendí de ti tu las aprendiste de alguien más, se que te han hecho daño y estas harto, porque también gracias a ti se que los hombres sufren intensamente. 

Tu me entiendes como nunca nadie podrá hacerlo, así como yo te entiendo mejor que tu mismo. Por eso no me gustaría que leyeras esto nunca, por eso no te digo todo lo que permanece, y permanecerá, atrapado en mi mente. Porque yo todavía puedo soportar mucho daño más, porque yo todavía puedo soportar que tu tampoco me hayas dicho nunca un 'te amo', puedo soportar mas decepciones, puedo soportar más mentiras, mas promesas rotas. Pero tu no, no podrías soportar que yo diga en voz alta que me has hecho daño. Y yo tampoco podría soportar hacerte daño a propósito. Así que, lo entiendes ¿no? Decírtelo todo, rompería lo ultimo que nos queda, la cordura. 

Tú, papá, has cumplido con tu deber, me has educado y me has enseñado a protegerme. Por eso si te diré algo, lo que te digo todos los años y te seguiré diciendo mientras quieras permanecer en mi vida, y aún cuando ya no lo hagas. Feliz día del padre.