15 de diciembre de 2011

never again

solo tienes esa extraña habilidad
de hacer sentir mal a todos a tu alrededor
cuando eres quien comete el error
pero ¿llorar por ti?.. ya no más.

 

3 de diciembre de 2011

como duele buscarte en la oscuridad
y que sólo me responda el frio en el viento
imaginarte sonriendo bajo una luz
y descubrir que nada mas fue un sueño


2 de diciembre de 2011




"Dices que quieres morir por amor...

Pero no sabes nada de la muerte,


NI SABES NADA DEL AMOR..."
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1 de diciembre de 2011

Efervescencia

Las manos tiemblan, el corazon se acelera, mis ojos se llenan de lagrimas pero un nudo en la garganta me impide decir nada. No puedo pensar claramente, lo maximo que hace mi cerebro por la supervivencia es mantenerme respirando.

Frente a mi, veo el cuerpo sin vida de mi mejor amigo, con una flecha atravesando su garganta, flecha que iba dirigida hacia mi.

Finalmente mis rodillas se doblan y caigo en el frío suelo del elevador. En segundos la sangre llega hasta mis rodillas, pero no puedo hacer nada, no me puedo mover. Lo unico que permanece en mi vision son sus ojos, tan azules como siempre, fijos en mi.

No supe como paso, pero de pronto estoy a su lado sosteniendo su mano entre las mias, nada sale de mi garganta aunque quisiera tener algo que decir. Poco a poco la desesperacion comienza a llegar, primero como un aleteo de mariposa revoloteando en mi cabeza, despues tan potente como un enjambre furioso de abejas asesinas.


 ¡Esto es mi culpa! ¡Yo lo mate!

Él parece leer mis pensamientos y como puede hace un movimiento negativo con la cabeza, provocando que el charco de sangre se haga mas grande.

Un grito horrendo resuena en el lugar y aprieto su mano con mas fuerza, tratandolo de aferrar a mi, evitando que se vaya, pero pronto lo inevitable comienza a suceder. Sus ojos van perdiendo esa chispa que los caracteriza, entonces logro decir algo, en mi desesperación.

- ¡Te amo! - Le grito en un ultimo intento, aunque la voz que sale de mi garganta no parece ser la mía.

Una casi imperceptible sonrisa aparece en la comisura de sus labios, se que me ha entendido, pero no es suficiente. Me inclino para acercarme a su rostro y, antes de que sea demasiado tarde, lo beso. Nuestro beso mas especial, el primero para ambos y el último para él.

Quisiera decirle que será el ultimo para mi tambien, porque prefiero irme con él a quedarme en un mundo donde ya no escuchare sus risas, donde ya no habrá películas los viernes por la noche, donde no seré victima de sus bromas, donde ya no lo vere mas. Pero en cuanto un par de ojos verdes me miran desde el interior de mis pensamientos, sé que mentiria y tambien que él lo sabe, que este no sera mi ultimo beso.

Ver su sonrisa cuando me separo me mata tanto como ver que sus ojos se empiezan a cerrar. El miedo me recorre, pero por el momento gana la desesperación, ¡¿Que hago?! ¡¿Que puedo hacer?!

"Quedate conmigo", le suplica mi mente o mi corazon, no hay mucha diferencia. Pero el mensaje de sus ojos es tan claro como si me lo hubiese escrito en papel, "Dejame ir". Considerarlo es horrible, aún no me puedo permitir pensarlo si quiera. Pero es lo que me suplica silenciosamente, y yo no puedo hacer nada mas que darle lo que quiere.

Mantengo nuestras manos unidas, entonces siento como la ligera fuerza que aplicaba con sus dedos se va desvaneciendo al mismo tiempo que el brillo de sus ojos se apaga totalmente. No es necesario que revise su pulso, ni que lo sacuda para que vuelva.

Los temblores de mi cuerpo se intensificaron, mi corazón... no podria definir su estado. Separe una mano del agarre y la acerque a sus ojos para bajar sus parpados, no podria soportar por mas tiempo seguir viendo esos ojos azules, tan opacos.

Justo cuando sus ojos ya estaban cerrados y retiraba la mano, la puerta del elevador se abrio.

- ¿Encontraron algo in...

La voz se interrupio cuando, supongo, vio lo que habia dentro del elevador. Ni siquiera voltee a verlo, me dedique a aferrar con mas fuerza las manos frias de la persona que fue la mas importante en mi vida.

Los pasos apresurados y las exclamaciones comenzaron a escucharse, yo me senti lejos de todos hasta que unas manos se colaron por debajo de mis brazos y me sujetaron con fuerza, tratando de sacarme de ahi. El aliento salio de mis pulmones con facilidad cuando intentaron alzarme pero sin exito. Sabía, en algun lugar de mi mente, que cuándo me separara de su cuerpo me rompería. Todo mi mundo se vendria abajo y nunca habría una manera de volver a armarme por completo, asi que cuándo eso sucedio un grito desgarrador salio de mi pecho, dolor, dolor por todas partes; vagamente me di cuenta de que el horrible grito de antes tambien habia salido de mi.

En cuanto me quede sin aire para seguir gritando comence a luchar, soltando codazos y patadas por todas partes, no vi ningun rostro, mi vista estaba tan nublada que solo veia borrones sin forma.

Despues de lo que me parecio una eternidad una voz resono por las paredes de metal.

- ¡Dejenla! - Ordeno con firmeza. Lo reconocí de inmediato, pero era la última persona a la que quería cerca.

Todas las manos que intentaban mantenerme quieta se detuvieron ante la potente voz, y con cuidado me soltaron. Extrañamente hubiera preferido que siguieran luchando, ahora ya no tenía cómo gastar mi energia y distraerme del dolor. Escuche pasos y supe que se estaban retirando, todos excepto una mancha borrosa a unos metros frente a mi. No necesitaba verlo para saber quién era.

Pronto, mi humor cambio del dolor a la furia, rapidamente, como un buen sistema de defensa.

Avance sin importar que me mataran ahi mismo, vi esos ojos verdes confusos y eso funciono para alimentar mi coraje.

El primer puñetazo lo tomo por sorpresa y lo hizo retroceder un paso, le di justo en la mandíbula y mi mano punzaba por el dolor, no me importo. Prepare un segundo golpe y ,cuando estaba a punto de llegar a su cara de nuevo, su mano me detuvo, firme pero suave. Por suerte poseo dos manos, y, antes de que se atreva a considerarlo, la segunda ya esta aruñando su cara.

Tres segundos despues sostiene mis dos manos y respira tranquilamente, como si no se percatara de la sangre que corre desde su mejilla hasta su cuello. Impotente, forcejeo, pero se que mi fuerza jamás se comparará con la suya. Por suerte aún me queda un arma, y estoy lo suficientemente furiosa como para usarla, mis palabras.

- ¡Te odio! - Le grite, mi voz ronca y tan diferente a la mía. - Todo esto es tu culpa, te odio, ¡Te odio! Si no fuera por ti, maldito arrogante, nada de esto habría pasado - Mi cuerpo continúo temblando, pero ahora con mayor brusquedad - Lo habría besado sin pensar en tus estupidos ojos, habría muerto felizmente con él ¡Lo habría amado!, ¡Le hubiera dado mi corazón como él deseaba! Pero no, tenias que llegar tú y robartelo, ¡Te odio!... te odio...

Poco a poco mis palabras se fueron desvaneciendo y cuando me di cuenta estaba entre sus brazos, abrazandolo con fuerza y sollozando sin remedio. Me tense e intente separarme, pero sus brazos me roreaban como una jaula de acero.

- Shh, tranquila, desahogate - Su voz, cálida al mismo nivel que suele ser autoritaria, termino por desarmarme. Fue casi como escuchar el cristal de mí quebrandose, primero una grieta, luego todas las piezas dispersadas. Los recuerdos llegaron, uno a uno, desde importantes hasta sin sentido, aunque ahora nada tenia sentido para mi.

Después comence a viajar desde la consciencia a la inconsciencia, tan frecuentemente que ya no sabía qué era real, lo unico que me anclaba eran los brazos a mi alrededor.

Cuando desperte mas tarde, estaba recostada en el suelo, entre las piernas del que me sostuvo cuando me quebre, del chico de los ojos verdes. Una pierna bajo mi rodilla y la otra en mi espalda baja, me rodeaba los hombros con una mano y con la otra acariciaba ausentemente un mechón de mi cabello. Se veía casi tan desdichado como yo, casi: porque nadie podria estarlo, pero me conmovio.

Su rostro estaba inexpresivo, viendo hacia el hueco del elevador, que permanecia con las puertas abiertas. Lance una mirada rápida con miedo de encontrar el cuerpo ahi, pero al parecer ya se lo habían llevado, incluso el piso estaba limpio de la sangre.

- Se lo llevaron hace un par de horas - Dijo de pronto, consciente de que estaba despierta y de lo que estaba viendo. - Van a prepararlo para hacerle un funeral digno de él, para que te puedas despedir.

La palabra despedida me dio escalofrios, pero mas aún la voz fría y tensa con que lo dijo.

- Gracias - Susurre, mi voz apenas audible.

Entonces por fin volteo a verme.

- ¿Quieres que me vaya? - La pregunta me tomo por sorpresa. Mas por el sentido oculto que por la sugerencia. Me sorprendio conocerlo tanto como para saber que había un sentido oculto, pero sabia que detras de esas palabras él dejaba en mis manos la desición de quedarse en el campamento o irse a morir a las calles. Es muy poco probable que alguien sobreviva en las calles. Tambien me sorprendio que mi respuesta no necesitara consideración.

- No - Ahora mi voz si salio firme, cosa que me enorgullecio. - No podría soportar perderte a ti tambien - Un miedo irracional me recorrio ante la mera idea. - No sobreviviria, eres lo único que me queda.

Los minutos que siguieron a mi respuesta pasaron en silencio. Cuando pense que no me contestaria y que acababa de ponerme en rídiculo, entrelazo su mano libre con mi mano derecha y se las llevo al pecho, al corazón.

- Tambien te lo robaste - Sonrió - Desde que te conocí el día de la nieve, te lo llevaste sin que me diera cuenta, después era ya tarde y aunque te pertenecia pensé que nunca lo sabrías.

Tarde unos segundos en comprender lo que me decía, entonces recorde mi arranque de antes y de como le había reprochado por "robarse mi corazón", me entraron ganas de reír por la frase, antes me burlaba tanto de las chicas que decían eso, pero ahora lo comprendia mejor.

- Él me amaba - No hacía falta mencionar su nombre - Desde que éramos niños, siempre tenía algo para mi, una flor, un pastelillo, un dulce... - Mi voz se quebro y me detuve para aclararla - Luego, cuando nuestros padres murieron y nos quisieron llevar a esos horribles orfanatos, escapamos. Tenía tanto miedo, pero me prometio que siempre cuidaria de mí. Entonces comenzo la guerra y aprendimos a sobrevivir, crecimos y con ello tambien lo hizo el amor, aunque de diferente manera para cada uno. Esa noche, el día antes de la nieve, prendimos una fogata cerca de un puente, teniamos cerca de seis meses con el grupo del campamento y nos sentíamos seguros por fin.
- Mientras nos calentabamos las manos alrededor del fuego él tomo las mías entre las suyas, estaban cálidas, sus manos siempre eran cálidas, no se como lo lograba - Una risa ahogada se me escapo y me limpie las lágrimas con la mano libre - Entonces me lo dijo, que me amaba. Yo ya lo sabía, instintivamente siempre lo supe, pero no sabía que era lo que yo sentía. Obviamente tambien lo amaba e intente meterme en la cabeza que lo hacía de la misma manera que él. Entonces hice un plan, pense "Si mañana neva iremos a patinar, entonces cuando volvamos para tomar el chocolate caliente de la señora Jiang se lo diré, le dire que también lo amo", cuando nevó mi primer pensamiento fue que era una señal, la señal inequivoca de que nuestro destino era estar juntos, pero justo cuando nos dirigíamos a tomar el chocolate y pensaba en la manera de confesar mi amor, apareciste tú, pidiendo ayuda a gritos para salvar a la pequeña Luce que había caído en el lago congelado.
- No supe como paso, olvide todo lo demas y te seguí cuando entraste en el agua, no te conocía, ni siquiera sabía tu nombre, pero cuando salimos y vi tus ojos verdes mi corazón se detuvo unos segundos, como reconociendote, y antes de que me diera cuenta ya te pertenecía y me sentí horrible por olvidar al que me protegio toda la vida y que me amaba incondicionalmente. Y ahora esta muerto por salvarme.

Mis sollozos comenzaron de nuevo, ese dolor en el pecho que me parecía insoportable.

- Llora - Dijo mientras me abrazaba y me acercaba más, nuestras manos aún entrelazadas, con la otra aferre su chaqueta - Llora todo lo que necesites, yo estare aquí - Sus palabras me dieron un poco de paz, de cálidez.

Mientras me controlaba, sentí una gota caer en mi mano, en la que apretaba en un puño su chaqueta, mantuve la cara enterrada en su cuello y despues senti dos más. Levante el rostro con los ojos abiertos y solte un sonido de sorpresa cuando vi su rostro, siempre impacible, con lágrimas corriendo por sus mejillas.

- ¿Por qué... - Alcance a murmurar apenas, con voz ronca, mientras secaba las gotas de agua con mis dedos, suavemente los pase también por le herida en la mejilla que le había hecho temprano y la sangre seca que llegaba hasta su cuello, en algunos lugares húmeda por las lágrimas. Luego vi la ligera hinchazón en su mandíbula y me arrepentí de mi tonto impulso, ¿Por qué hice eso? ¿A caso no podia hacer otra cosa que causarles daño a las personas que amo?

- Sufro por tí, por tu dolor. No lo conocí mucho, pero le agradecere eternamente el haberte salvado.

Sus palabras fueron como un golpe, me sacaron una sonrita tanto como me llenaron los ojos de nuevas lágrimas. Entonces lo bese, mas por agradecimiento que por pasión, y me sentí en las nubes, como si flotara, con miles de aleteos en mi estomago.

- Te amo - Le dije cuando nos separamos, y me di cuenta que era la primera vez que lo decía en voz alta - Quedate conmigo.

- Siempre - Respondio, acariciando mis labios con su pulgar, con sus resplandecientes ojos verdes mirandome con ternura, con amor. - Te amo.