9 de julio de 2011

Triste, Feliz



Un día de pronto me senti muy deprimida, de hecho en estos momentos asi me siento aunque realmente no hay muchas razones para ello: no murio nadie, ni enfermaron o se fueron a un lugar lejano; pero he llegado a la conclusion de que no son necesarias esas cosas para que te rompan el corazón.

La principal arma contra tu felicidad... es la desilusión.

Volviendo a aquel día, habían pasado tantas cosas... mi papá habia recaido en sus vicios y tenia dos días ebrio, mi mamá estaba de un humor terrible, mi abuela insoportablemente sermonera -no se si la palabra existe pero se entiende no?-, me había alejado de mis amigas y acababa de descubrir... o mas bien aceptar, que estaba -y aun estoy- enamorada de mi mejor amigo, ademas casi habia reprobado mi materia favorita en la escuela -injustamente, cabe recalcar-, perdi dinero, se descompuso mi telefono celular, nos habían cortado el internet y por ultimo tenia dos examenes pendientes para el día siguiente. No recuerdo si habia mas cosas que hacian ese día uno realmente malo... pero con esas mi mundo se venia abajo.

Generalmente cuando me siento deprimida nadie se entera, soy de esas personas que se guardan todo y lo mantienen sellado el mayor tiempo posible... pero ese dia ya no podia soportarlo. No podia soportar estar en mi casa, ni ir a visitar a alguna amiga, mucho menos a mi mejor amigo. Asi que tome mi mochila, mis ahorros de la alcancia -para el autobus- y me fui al primer lugar desconocido de la ciudad que encontre.

Llegue a una colonia en la que nunca habia estado, pero decidi que ese era el lugar perfecto por el parque, habia unos treinta niños jugando y riendo... risas, eso era lo que mas necesitaba.

Fui y me sente en una banca y fingi estar estudiando química, pronto me relaje, pero asi de pronto me puse a pensar en todo lo que le pasaba a mi vida... sin darme cuenta me encontre llorando, en completo silencio, sola.

Siempre había apreciado la soledad, hasta ese momento. Nunca deseé un hombro para desahogarme más que en ese momento. Y ahí estuve, cerca de tres horas fingiendo que estudiaba, aunque nunca pase del primer parrafo del libro. Las risas de los niños con dificultad me llegaban y cuando lo hacian, en lugar de provocarme ternura me provocaban envidia, envidia por no poder reír asi tan libremente y envidia por su feliz infancia, algo que realmente nunca tuve.
Ese era un buen sitio de tortura, pense.

Cuando decidí que era momento de volver a casa ya estaba oscuro, pero no me importo, a pesar de desconocer el lugar por completo estaba encantada de perderme. Llegue tranquilamente hasta la parada del camion y me sente a esperar. Despues de media hora comence a sospechar que el camion no pasaria y baraje mis opciones. Si no tuviera que ir mañana temprano a la escuela, y si no tuviera dos examenes, simplemente me habria tirado a perder, realmente nadie en mi casa se daria cuenta, pero mi responsabilidad con la escuela siempre fue importante en mis decisiones.

Asi que... ¿Que podría hacer? No tenia celular que funcionara, tenia dinero para camion pero no para taxi, podia comprar una tarjeta para llamar por telefono pero ¿a quien llamaria? ¿a mi casa? Dudo que alguien me conteste. ¿A mis amigas? No muchas de ellas tienen carro... y las que si... no me acordaba de su numero. Finalmente decidi que llamaria a mi tia, vive bastante lejos de mi casa pero no me importaria quedarme en la suya.

Con la tarjeta en la mano y el telefono publico frente a mi, marque y espere a que me contestaran, pensando en el pretexto que diría para estar fuera de casa a esta hora cuando de pronto se me ocurrio que no tenia idea de donde estaba.

- Hola - Me congele cuando me contestaron, no por no saber que decir sino porque no esperaba ninguna voz masculina. Y menos la voz masculina de mi mejor amigo, mi mejor amigo al que amo. ¿Cómo paso eso? Nunca lo sabre... pero el cerebro cuando esta controlado por los sentimientos hace cosas de este tipo ¿verdad?

- Hola - conteste antes de colgar y salir corriendo lejos del teléfono, como si este fuese a explotar en cualquier momento.

- Ey, ¿Qué paso? ¿Estas bien? - Su voz me llenaba de calidez el corazón y de lagrimas los ojos.

- Si... bueno... necesito pedirte un favor...

- Dime.

- Esque... vine a... a... visitar a una amiga... me entretuve en el parque y me acabo de dar cuenta que ya no hay camiones y pues...

- Entiendo - me interrumpio, estoy segura que no me creyo nada pero no pregunto mis razones. - Tienes suerte de que acabe de llegar mi hermana, le pedire el carro y voy por ti ¿Donde estas?

Le dije el nombre de la colonia y mas o menos mi ubicación, despues de que me dijo que en quince minutos vendría por mi me sente de nuevo en la parada de autobuses.

Abrace la mochila sobre mis piernas y recargue mi cabeza en ella, ¿Qué iba a hacer con ese dolor en mi pecho cada vez que oía su voz, cada que lo veía o escuchaba hablar de él? ¿Porque me tuve que enamorar?

Me dieron ganas de llorar de nuevo, ¿Como le hace una persona para desenamorarse? Me senti tan frágil en ese momento, como si de pronto una corriente de aire pudiera desintegar todas mis moleculas.

Cerre los ojos y pense que todo estaría bien, aunque internamente sabía que no, las cosas nunca estaban bien por el suficiente tiempo como para disfrutarlo realmente despues.

Lágrimas comenzaron a correr nuevamente por mis mejillas, tenía que hacer algo... tenía que alejarme de este lugar, de esta casa, de esta ciudad. Lo que mas queria era irme muy lejos, lejos de mis padres a los que nunca les importe, lejos de mis amigas que a veces eran tan superficiales, lejos de mi mejor amigo que me rompia el corazón cada que me sonreía, lejos de todos.
Para estas alturas de mis pensamientos mi corazón dolía demasiado. No por alejarme de mis padres, de la ciudad o de mis amistades... si no por la idea de alejarme de él.

Me seque las lágrimas justo a tiempo, unos dos segundos despues vi el carro verde que venia hacia mi, prepare mi mejor sonrisa y subí en él.

- Hola muchas gracias por venir - Salude con mi voz mas alegre y una gran sonrisa de agradecimiento.

- No te preocupes, oye nada mas que antes de dejarte en tu casa ¿Me acompañas a ir a comprar unas cosas? Esque mi mama quiere hacer un pastel y me encargo todo, no quiero ir solo pero si tienes algo que hacer...

- No - conteste muy rápido y senti que me puse roja - No, en realidad no tengo prisa por llegar a mi casa - ahora hable de mas... mente serenate - ¿De que hara el pastel tu mamá? Hace mucho que tengo ganas de comer pastel...

- Todavia no se decide, lo dejo a mi eleccion asi que tu dime y te toca una rebanada.

- Perfecto, entonces sugiero uno de vainilla con cajeta - Rapidamente olvide todo lo que traia en mi mente, todo paso abruptamente a segundo plano en su compañia. Sabía que eso estaba mal, que no me llebaba a ningún lugar mas que a la autodestrucción, pero me dije que si de todos modos terminaría llorando, por lo menos que valga la pena.

Entre comentarios sin importancia y risas fingidas de mi parte, llegamos a un supermercado; deje mis cosas en el auto y ambos caminamos hacía la entrada.

- ¿Y porqué lo del pastel? - Pregunte, desesperada por terminar el silencio.

- Ya sabes como es mi madre, si no se entretiene en algo se pone gruñona.

Detecte que su comentario iba con la intención de hacerme reír, asi que lo hice lo mejor que pude. Esos pequeños detalles fueron una de las razones por las cuales me termine enamorando de él, siempre busca la manera de sacarme una sonrisa cuando estoy triste, y siempre sabe cuando estoy triste.

- Agradece, ya quisiera yo que mi madre se metiera un día en la cocina - Comente ligeramente, aunque ambos sabemos que eso es verdad y que me duele. Decidí cambiar de tema antes de que me dijera algo - ¿Has estudiado para los examenes de mañana? - Pregunte distraídamente, aunque sabía a la perfección que él no lo necesita, jamás estudia y siempre pasa los examenes con 90 de calificación minimo.

- Claro - Rió - Estudie cálculo diferencial mientras jugaba a la FIFA en el Play Station, funciona a la perfección. - Y luego vino su sonrisa, esa que hacía que mis rodillas temblaran y mi estomago diera vuelcos.

- Me encantan tus... - Ojos, sonrisa, boca, cabello - métodos de estudio, tan eficientes.

A veces quisiera tener el valor de decirle lo que en verdad quisiera decirle.
- Sabes que siempre cuentas con mi ayuda para estudiar - Dijo ya más seriamente. Me vi tentada a decirle que sí, que necesitaba ayuda para estudiar sólo para pasar más tiempo a su lado. Pero no, hice mi corazón a un lado.

- Odio estudiar - Arrugue la naríz como pensando en la idea. - Además eres un pésimo tutor - Le saque la lengua y ambos reímos sabiendo que lo que dije era verdad. Siempre que intentabamos estudiar terminabamos viendo television, o alguna película, o jugando al Mario Kart, o simplemente platicando de cualquier cosa.

- Buen punto - Comento después.
Llegamos al pasillo donde estaban las cosas para hornear y se me ocurrio que sería una buena distracción preparar algún postre en casa. Inmediatamente me arrepentí de no llevar mas dinero. Saque lo poco que llevaba y haciendo cuentas me faltarian unos treinta pesos para completar.

Suspire y volví a guardar el dinero.

- ¿Qué pasa, quieres llevar algo? - Me pregunto mi amor imposible. Rápidamente negue con la cabeza. - Por favor, conozco esa mirada de 'no me alcanza pero no te pedire', así que toma lo que necesites o me enojare contigo. - Amenazó.

Eso de 'me enojare contigo' era siempre su manera de chantajearme, porqué que él se enojara conmigo era lo peor que me podía pasar.

- Esta bien - Replique con tono de fastidio - Pero mañana te lo pagaré.

Escogí todo lo necesario para hacer un chocoflan y le ayude a mi amigo a escoger los ingredientes adecuados.

Cuando estabamos haciendo fila para pagar, llego el incómodo momento en el que decidio indagar.

- ¿Y que hacías en esa colonia? - Mis musculos, tendones y huesos de los brazos -que llevaban el carrito de la compra- se tensaron, obviamente no me creyo nada de que fui a visitar a una amiga y me estaba dando la oportunidad de decirle la verdad, oportunidad qué solo da una vez.

- Necesitaba... espacio - Conteste con cuidado.

- ¿Quién fue esta vez?

- ¿Quién fue de qué? - Pregunte haciendome la desentendida.

- ¿Quién te hizo querer escapar? - Bueno, ahora ni como eludir la pregunta.

- Todos - Conteste despues de unos segundos en silencio. Luego analice mi respuesta y quice morderme la lengua - Me refiero a que tuve un día realmente malo, quería estar sola...

- Si me lo cuentas tal vez pueda ayudar - Sugirio. Entonces pense ¿Por qué no? Me encogi de hombros.

- Bueno, mi papá lleva dos días ebrio - Trague el nudo que comenzo a formarse en mi garganta - Por lo que mi mamá esta con ese humor suyo de lastimar a todos a su alrededor, luego mi abuela... ya sabes como es ella, y luego mis amigas andan con sus asuntos importantisimos de saber cual sera su siguiente barniz de uñas, o los zapatos que estan de moda. Perdí quinientos pesos esta mañana, mi celular se descompuso, toda una crisis - Sonreí como pude sin atreverme a mirarlo.

- Mira el lado positivo - Dijo en tono bromista - ¿Que tal si no me tuvieras a mi?

Sonreí y le di un ligero golpe en el hombro.

- Oh sí... que sería de mi sin mi modesto mejor amigo - Pronunciar lo último fue como un golpe directo al corazón. Aún asi le puse suficiente drama como para que él riera.

Llegamos al inicio de la fila y nuestra conversación se vio interrumpida cuando tuvimos que pagar y tomar las bolsas. Llegamos al carro y mientras guardabamos las bolsas en la cajuela note que me estaba mirando.

- ¿Qué pasa? - Pregunte nerviosa.

- Hay algo que no me dijiste antes. - Parpadeé sorprendida... ¿Se dio cuenta? - Eres la persona mas fuerte que conozco, hace falta más para derrumbarte.

- ¿Más? - Sonreí - Me subestimas - Acomode una bolsa y cerre la cajuela ya que él parecia haberlo olvidado. - Pero si hay algo más.

- ¿Me lo dirás? - Ja... Oh si, claro, veraz... el problema que me esta matando es que me enamore de ti, ah pero no te preocupes, estoy procurando que se me pase así que mientras podemos seguir siendo amigos.

- No se si sea buena idea - Comente mirando hacia otro lado.

- Bueno, si no confías en mi no hay problema - Su tono de indignación me dio un poco de coraje.

- ¡Me enamore! - Solte en un impulso. Sentí mi rostro ardiendo y mire hacia el suelo. - De alguien... que no... debería.

El silencio se extendio demasiado tiempo a mi parecer, estaba preparando alguna frase tonta para continuar y llegar pronto a casa, donde me podria tirar a la cama y llorar tranquilamente, cuando respondio.

- Pues que idiota si no siente lo mismo por ti - Dijo con tono enojado. Me dieron ganas de reír porque tecnicamente se acababa de insultar él mismo, y tambien me dio ternura que intentara defenderme.

- No se puede tener todo en esta vida ¿Verdad? - Le comente más animada - Vamonos, me esta dando frío.

Me metí en el auto sin mirarlo más, no podía soportar hablar de esto con él.

Enseguida entro y condujo hasta mi casa en silencio, de alguna manera sentí que nos acababamos de distanciar como nunca antes y dolía al mismo tiempo que me aliviaba.

Cuando llegamos me ayudo a sacar las bolsas y me acompaño hasta la puerta. Mientras buscaba las llaves en mi mochila parecía querer decirme algo, pero al final solo se despidio con un "buenas noches".

Lo vi darse la vuelta y caminar hacia su carro, entonces me voltee a intentar abrir la puerta, acción que sería más fácil si las lágrimas no nublaran mi visión. Despues de dos intentos las llaves se me cayeron al suelo y estuve a punto de tirarme a llorar ahí mismo, pero respirando hondo me incline para recuperarlas.

No escuche nada, ningún paso o ruido que lo delatara, pero cuando me pare estaba él de nuevo frente a mi.

Me quede quieta cuando puso ambas manos a los lados de mi cara y limpio mis lágrimas con sus pulgares.
- No llores por él - Susurro, un momento después puso sus labios sobre los míos y yo solo me quede parada, con la más grande perplejidad reflejada en mi rostro. Cuando se separo, coloco su frente en la mía y tenia los ojos cerrados, sus manos aun en mi cara. - Puedo ayudarte a olvidarlo, por lo menos dejame intentarlo - Suplico.

Cabe recalcar qué tuve que pellizcarme dos veces para comprobar que no estaba dormida. Cuando reaccione una gran sonrisa se formo en mis labios y tenía ganas de correr y saltar de la inmensa felicidad que me inundaba.

- Creo que eso es algo imposible, nunca me haras olvidarlo - Le conteste feliz. Entonces el abrió los ojos y la tristeza que había en ellos me hizo arrepentirme de mis palabras y apresurarme a aclararle lo que quice decir - Eres tú. Me enamore de ti.
Fue increíble ver el cambio de la tristeza absoluta a la completa felicidad en sus ojos, aunque supongo que lo mismo habrá pasado conmigo.

Los dos nos sonreímos y nos dimos el oficial primer beso.


Realidad

En un inicio... ¿Realmente quien pensaba en el tiempo?

¿Desde cuando los segundos se hicieron tan preciados como para medirlos en todo momento?
¿Desde cuando comenzaron a importar mas que la familia... el amor... los modales... inclusive de Dios mismo?
Perdemos tantas cosas preocupandonos por el poco tiempo que tenemos para hacer algo... que al final no sale para nada como nosotros esperabamos. Hay ocasiones en las que simplemente... si nos detenemos nos daremos cuenta de la belleza que nos rodea, y aprovecharemos todo lo que esta hecho para nosotros.
Algo tan simple como detenerse y dejar correr los segundos para mirar un atardecer, nos puede dar tantas sorpresas...






Enero de 2006, algun lugar del mundo.

Año nuevo... vida nueva.
¿Asi es el dicho no? Personalmente yo lo cambiaria a 'Año nuevo... problemas nuevos'...

Desde que mi padre murio hace dos años mi vida no ha sido mas que un laberinto de complicaciones, todo bajo una elegante fachada de exito y glamour. ¿Quien iba a pensar que liderar una empresa transnacional lider en el mercado de barcos requeriria tantos sacrificios?

"Tienes que hacerlo cariño. ¿Quien mas podria? Ademas todos te ayudaremos". Haber aceptado la propuesta de mi madre fue como vender mi alma al diablo... ¿Que todos me ayudarian? ¡Si claro!, me ha ayudado mas la temporada de huracanes que hizo añicos las ventas por medio año.

Desde que me puse a la cabeza de las empresas de mi difunto padre, desee haber escapado cuando pude... tenia tantos sueños por mi cuenta. Como decia mi abuela Clara cuando ocurria una desgracia con algun jovenzuelo ebrio de libertad "el pobre muchacho tenia toda una vida por de lante".

Asi habia ocurrido conmigo. Tenia toda una vida por delante. Grandes planes, grandes sueños, grandes metas... y todo se fue por la borda.

Hasta hace dos días, no habia pensado tan dramaticamente como lo hacia ahora. Ciertamente mi unico plan era seguir adelante, aceptar crudamente mi destino y seguir hasta que ya no pudiera mas. Algo relativamente facil, no soy de los que suelen complicarse la vida rodeando los problemas. Bien decia mi profesor de Calculo que tenia futuro para la ingenieria.

Pero no, por mas problemas que salieran en la empresa, aun si esta entrara en quiebra, no estaria tan abatido como ahora. Ni deprimido, ni nostalgico. No... mi madre de nuevo era la causa de los giros inesperados de todas y cada una de las situaciones en mi vida.

Justo en el baile de año nuevo pomposo y elegante que mi madre organizaba año con año en una mansion cerca del Tamesis -perteneciente a la familia-, se me acerco con una sonrisa depredadora, de esas que dicen huye mientras puedas.

¿Tienes unos minutos querido Charles?
 Claro madre, ¿Sucede algo?

No, no te preocupes. Salgamos al balcon, necesito un poco de aire.

¿Y bien? ¿Que querias decirme?

Ah... Charles... Charles, tan impaciente como tu querido padre. Pero bien, vayamos al punto.

Te escucho.

Tienes que casarte en un mes.  "

Ciertamente si habia algo que caracterizaba a mi madre era la completa falta de tacto.  Sin embargo, eso no era lo importante, sino que al parecer de nuevo habia caido en sus chantajes. Casarme, ¿Como podria?

Mi progenitora, con toda la seguridad que poseia -mas bien arrogancia- llego y me impuso las nuevas reglas del juego. Sencillas, o me caso o pierdo la empresa. Sin dudarlo mandaria la empresa al infierno, y ahi es donde radica el chantaje. ¿Mi talon de Aquiles? El amor que le tenia a mi padre, y mi madre sabia usarlo muy bien.

¿Pero como puedes considerar tirar todo el esfuerzo que le llevo a tu padre levantar su empresa? ¿Como puedes ser tan egoista como para despreciar el legado que te dejo? ¿Es que no querias ni un apice a tu pobre padre que tanto te adoraba?

Esas preguntas en general, me hicieron darle un "esta bien" antes de que me siguiera llenando de acusaciones. Ella ya lo esperaba por supuesto, porque inmediatamente despues me dijo que ya tenia a las candidatas perfectas para el papel y que me daria el lujo, si el lujo, de tener opciones y conocer caada una de ellas. 

El día de hoy comenzaba el absurdo desfile de faldas elegantes.

Y es esa la razon por la que me encuentro aqui, tan desdichado como perdido. Seria tan sencillo escoger a mi futura esposa si mi corazon aun estuviese conmigo. pero hacia años ya que lo habia entregado a una hermosa muchacha. Muchaha a la que no veia desde hace casi dos años, cuando abandone la universidad y a ella, para volver a Londres y hacerme cargo de la situacion.

¿Porque todo se complico tanto? No puedo imaginar siquiera lo que me espera. ¿Yo casado? Con una mujer a la que ni conozco y solo para mantener contento a nuestro inversionista japones que aprecia los matrimonios mas que al liderazgo e inteligencia. 

Suspire con pesadumbre y camine unos metros mas sobre la desolada orilla de la playa del Tamesis. Desierta a esta epoca del año y terriblemente fria. Aun asi andaba con unos pantalones bermudas y una camisa polo, descalzo y despeinado. Sonrei al pensar en el grito que pegaria mi madre al verme llegar asi al encuentro con mi "amada" futura esposa.

Y ahi viene el tema de nuevo. Enojado conmigo mismo al no permitirme ni un minuto de paz, camine rapidamente por toda la orilla, sin importarme el viento helado y mas aun el agua que de vez en cuando me salpicaba.

Despues de caminar un buen tramo llegue hasta donde unas grandes rocas impedian que avanzara mas. Exhausto me quede ahi, parado observando el atardecer. A pesar de ser invierno en su etapa mas cruda, el atardecer era hermoso. me quede contemplandolo hasta que el sol se oculto por completo.

La belleza del evento me hizo pensar en Eliza, dificilmente me permitia hacerlo, por lo dolorosa que era la perdida. Pero ahora eso no me importaba mucho, cerre los ojos y recorde a la perfeccion cada fino detalle de ella. 

Su sedoso cabello almendrado, sus hermosos y brillantes ojos verdes... la manera en que se pequeñas chispas doradas rodeaban el iris y como estas se hacian mas notorias despues de que la besaba... sus labios... finos y rellenos, de un color rosa natural... su sonrisa...

El siempre presente dolor en el pecho me indicaba que el amor seguia ahi, el amor y tambien la culpa. Dios si tan solo pudiera cambiar mis decisiones. La elegiria a ella, aunque mi padre se retorciera de dolor y mi madre chillara de coraje, la elegiria a ella... si pudiera volver a elegir.

Cuando me di cuenta, tenia el rostro mojado y no solo por la brisa del mar. Cai de rodillas y aprete entre mis dedos la arena lodosa que el mar dejaba cuando se retiraba, despues cuando las olas volvian dejaba que la arena se fuera entre el agua y volvia a escarbar en busca de mas... estaba empapado pero no importaba... en mi mente solo pensaba en que hacia mucho que no se tomaba un tiempo a solas.

Estuvo en el agua por mucho tiempo, orandole a Dios por una segunda oportunidad de elegir... por recuperar su alma... por ser feliz... Oro tanto que cuando volvio en si la Luna ya estaba bien en lo alto y la marea habia subido empapando por completo su pantalon.
Quizo levantarse y sintio las piernas acalambradas, espero algunos minutos y luego escucho el trotar de un animal y el conocido soplido del aliento de un perro que tenia un buen rato corriendo. Volteo hacia la arena detras de el aun sin pararse y segundos mas tarde lo vio... Un hermoso perro sonriente con pelo plateado, corriendo hacia el como si lo conociera.

Antes de que alcanzara a reaccionar ya estaba de espaldas en el agua, con el feliz can lamiendole la cara y moviendo juguetonamente las patas en su pecho. Desconcertado levanto las manos y acaricio el suave pelaje detras de las orejas, este perro le parecia vagamente familiar. Pero el nunca habia tenido un perro antes.

Lo mas cercano que habia estado de uno fue cuando Eliza trabajo en una veterinaria y le habia "presentado" a una hermosa perrita samoyedo, de la que se habia enamorado. Él celoso -irracionalmente- de la atencion que le habia sido arrebatada por un animal, no habia querido ni acercarsele al "bicho", pero despues Eliza habia logrado -como era de esperarse- que terminara teniendole cariño a la cachorrita y se la regalo para su cumpleaños en septiembre, ya que ella no podia costearsela. Le habia costado sus buenos 500 dolares.

De hecho ahora que veia con mas atencion a su "atacante", era de la misma raza... que casualidad... mientras acariciaba cariñosamente al perro trataba de levantarse sin mucho exito, el animal habia traido mas recuerdos nostalgicos a su mente. Plumita -asi se llamaba la perra de los 500 dolares- deberia tener el mismo tamaño e imagino que el mismo tono de pelo... pronto se pregunto que estaria haciendo Eliza en este momento... ¿estaria jugando con la perra? ¿recordandolo a él?...

Escucho unos pasos detras de el y una voz entrecortada que lo paralizo...

- Lo siento... lo siento mucho, no se porque... de pronto se me escapo de la correa y no pude detenerla, de verdad disculpe, no esta acostumbrada a este clima... estamos de vacaciones y con el paseo de seguro se aloco o algo - camino hasta ponerse a un lado de el sin mirarlo y enganchando la correa al collar del animal - Plumita mala... mala, mala, no vuelvas a hacer eso...

Mientras regañaba al animal... me quede completamente en shock. Plumita. Eliza... Ella aun no se habia percatado de el, y justo cuando iba a pararse para hablarle o abrazarla y besarla... ella lo miro ofreciendole la mano... y en esa posicion se paralizo, el color en su rostro por la carrera desaparecio tan rapidamente que temio que se fuera a desmayar.

Se sintio tonto... despues de pedir durante tanto tiempo una segunda oportunidad, no tenia ni idea de que hacer ahora que la tenia enfrente...

- Ca... Ca... Carlos... - Escucho el susurro, y vio como los ojos verdes se inundaban de lagrimas, esos ojos que momentos antes habia estado recordando llenos de calidez, ahora se llenaban de dolor y pena.

Como pudo se levanto y completamente empapado la estrecho entre sus brazos, con Plumita dando vueltas alegres alrededor de los dos.

- Oh Eliza... Eliza, te amo - Sin esperar respuesta la beso, como nunca antes, bajo la luz de la luna y el frio del invierno londinense, se sintio tan calido como nunca antes en el caribe... esta era su segunda oportunidad... y ni por su madre ni por su padre la dejaria pasar. 

Solo pensó... Dios, Gracias.