6 de noviembre de 2015

Cold rain

Tal vez es verdad

Cuentiembre #6

Mi nombre es Jonathan, Jonny para los amigos... o bueno, para Pablo ya que es mi único amigo. Pablo y yo nos conocemos desde pequeños, ahora tenemos once años y, a pesar de que él pasa un montón de tiempo en la escuela, seguimos siendo los mejores amigos.

Aunque últimamente algo le pasa, no me lo quiere decir pero lo siento, hay algo diferente, hay algo que no me dice y eso me pone muy triste. No me gusta estar triste, es como una lluvia cayendo siempre dentro de mí y me da frío, nunca había tenido frío antes, ni siquiera en los días de nieve cuando Pablo y yo jugábamos a hacer angelitos en el suelo o muñecos graciosos.

Solo cuando Pablo viene y jugamos y reímos el frío se va un poco, por eso hoy he preparado algo especial, me llevó casi toda la mañana pero he terminado justo antes de que llegue. Ahora lo espero con un poco de impaciencia, quiero ver su reacción, quiero que sea feliz y que todo vuelva a ser como antes.

El ruido de la camioneta se escucha afuera y la emoción me hace dar un par de brincos en la cama, luego me bajo con cuidado para no arruinar nada. Ya casi está aquí, sus pasos suenan por la escalera, ahora en el pasillo, frente a la puerta, el pomo gira, la puerta se abre, y ¡aqui esta!

-¡Sorpresa!- Le grito, corriendo emocionado hacia él. Espero ver su enorme sonrisa pero cuando llego al frente me aparta a un lado y cierra la puerta rápidamente. Está bien, solo esta impresionado.

Pablo camina hasta el centro de su habitación y gira, viendo todos los dibujos que he puesto en las paredes con la boca abierta. En los dibujos estamos los dos, en los mejores recuerdos que tengo, como la vez que jugamos a hacer figuras con las sombras de nuestras manos, o cuando trepamos hasta la cima de un enorme árbol y pasamos horas viendo a las personas ir y venir bajo nosotros, o cuando cuidamos y alimentamos a una cría de búho que cayo de un árbol, o cuando jugamos en la lluvia y luego salimos a buscar ranas, o cuando fuimos a acampar y nos encontramos rodeados de luciérnagas...

-¿Qué has hecho? -dice en voz baja, emocionado me apresuro a explicarle.

-Los hice para ti, para que recuerdes todos esos momentos que hemos tenido, cuando hemos sido muy felices... eres mi mejor amigo Pablo, no quiero perderte, si te hice algo malo dime que puedo hacer, quiero que todo vuelva a ser como antes.

-No. -Se gira para verme y me doy cuenta de que no está sonriendo, una oleada de hielo me cubre la piel-. No, no, no. No debiste hacerlo, tengo que limpirarlo... tengo que quitar todo esto antes de que... antes de que ella lo vea.

Corre hacia una de las paredes y comienza a quitar... no, a arrancar los dibujos. Con cada dibujo que quita un dolor nuevo me lastima, como si me estuviera acuchillando. Los ojos se me llenan de lágrimas y no hago nada cuando comienzan a caer, como la lluvia dentro de mi. Nunca había llorado antes, nunca me había sentido así.

-Para... -mi voz apenas se escucha así que me acerco a él-, para por favor, Pablo. ¡Detente!

Lo tomo del brazo y veo que mis manos están temblando, me muero de frío.

-¿Porque haces eso Pablo? -Le pregunto entre sollozos-. ¿Porque te deshaces de mi regalo?

Con un empujón se separa de mi y continúa arrancando los dibujos. Yo me siento débil y caigo de rodillas, me abrazo a mi mismo y me quedo contemplando como la felicidad de otro tiempo es borrada con violencia.

-Pablo... -susurró en un ultimo intento.

-¡Cállate! -Me grita con los dibujos en las manos, él nunca me grita así que me encojo y me quedo en silencio-. Tu no existes, esto no existe -sacude las hojas de papel y las arroja al suelo, dónde las pisotea-. No eres real y yo no puedo seguir creyéndome estas cosas, fue divertido antes, pero ya no. Ya estoy grande, así que debes irte antes de que todo mundo crea que estoy loco. ¡Vete, vete, vete!

Mientras me grita y escucho como hace trizas mi regalo para él, cierro los ojos y niego. Todos los momentos, todas las aventuras, todo era real, todo es real. Pablo es mi único amigo, ¿porque me dice eso?

Cuando abro los ojos de nuevo, Pablo está sentado frente a mi, todo esta en silencio y las paredes están limpias y el suelo también. Mis dibujos no se ven por ningún lado, solo uno ha sobrevivido y lo tiene él entre sus manos.

-Por favor... -suplico.

-Lo siento. -Él también está triste, y comienzo a comprender que todo esto es por su bien.

-Hazlo. -Le digo, un poco más en paz. Ya no siento frío, pero en realidad ya no siento nada.

-Adiós Jonny. -En cuanto lo dice, enciende una cerilla y el papel en sus manos comienza a quemarse desde la esquina. En el dibujo nos dábamos un abrazo mientras reíamos, mientras se quema, por un momento siento la llama cálida en el pecho. Y luego nada otra vez.

Me pongo de pie y veo como todo va desapareciendo, las paredes, las cortinas, los muebles y finalmente Pablo también, me miro las manos y lo último que recuerdo son sus palabras.

Tal vez es verdad, tal vez yo no existo, tal vez nunca existí.


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