16 de mayo de 2015

Pain & Love

¿Que sabes tú del dolor? —Su sonrisa era fría, llena de desprecio.

¿Que sabes tú del amor? —Repliqué. En cambio, yo no sonreía, si lo hiciera él vería el daño que me estaba haciendo.

Provienen del mismo lugar y siempre van en el mismo paquete.

No siempre...

Siempre.

Fue cortante, contundente. Tanto, que me molestó que tuviera la razón.

Te equivocas —lo miré a los ojos y apreté la mandíbula para darme valor—. Porque tú eres el origen del dolor que siento ahora. Pero... no te amo, ya no lo hago.

Él sonrió levantando solo un lado de su boca.

Mientes —por un momento vi algo en su mirada, pero parpadeó antes de que pudiera descifrarlo—, si no me amaras no te causaría dolor. La ecuación es simple.

¿Y tú? —de nada me servía negar lo que dijo— ¿Te duele algo de todo esto?

No —contestó de inmediato. 

Dio un paso hacia enfrente y me miró sin ninguna expresión. Yo no podía soportar eso, así que desvié la mirada hacia mis pies, curiosamente me di cuenta de que los cordones de mi bota derecha estaban desabrochados, colgando libremente.

Entonces, ¿qué estás haciendo aquí? —En ese momento detesté a mi estúpido corazón por tener siquiera una pizca de esperanza.

Yo no te amo —esperanza que era machacada una y otra vez ante mis ojos—, y estoy aquí... —continúo, mientras se agachaba enfrente de mí, tomaba los cordones, tiraba de ellos y hacía un nudo perfecto con sus dedos largos— para asegurarme de que tu no lo hagas ni lo sigas haciendo. Quiero que... me olvides. 

Sus acciones, más que sus palabras, hicieron que algo se rompiera dentro de mí. Lo sentí físicamente, algo que se iba rasgando, milímetro a milímetro y parecía no tener fin. 

Se puso de pie sin dificultad y me dio la espalda, me preocupó que en ningún momento lo había visto a los ojos, ¿pero qué importa eso ahora?

Si eres inteligente no me volverás a buscar, porqué yo no lo haré —dio unos pasos y se detuvo, giró un poco la cabeza hacia atrás y me miró por el rabillo del ojo—. Adiós.

Y sin más desapareció. 

Así... dejándome solo con este sentimiento que no puedo descifrar... con este algo que se sigue rompiendo dentro de mí... y con un millar de lágrimas cegándome a momentos. Caí de rodillas al suelo.

¡Te odio!

Pero agradecí el dolor. Me cambiaría, nunca volvería a ser la misma, no volvería a pasar por lo mismo... y eso, eso sería para mi bien.



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