10 de junio de 2015

Butterfly

—Te amo Deb. —Su voz resonó a mi espalda y más que provocarme otra cosa, me enfureció.
—¿Si? De acuerdo —me gire e hice un gesto despectivo con la mano—. Me lo repites cuando no sea solo una manera de detenerme.
—No lo es...
—¡Claro que sí! —me sentí violenta—. Así que ¡Vete a la mierda!
—¡Vete tú! —Ahora me miraba con el ceño fruncido, no con su carita de borrego degollado—. Soy yo quién esta aquí confesando algo sumamente importante y tu... tu solo te estas comportando como... como una idiota.
Reí con fuerza, sin ningún sentimiento de humor dentro de mi.
—«Algo sumamente importante» ¿eh? —lo miré a los ojos, asegurándome de que comprendiera que iba en serio—. No lo es para mí. ¿Tienes sentimientos? Bien. Lidia con ellos mientras yo me largo de aquí. Nada me detendrá, así que es mejor que te vayas haciendo a la idea.
Lo miré por un par de segundos más y me di la vuelta. Mis zapatos resonaron por el suelo de cemento hasta que llegué a la puerta. Me sentí triunfante, dije todo lo que quería decir, la libertad me esperaba afuera. Al fin. Libertad. 
Levante la mano y giré el pomo de la puerta, pero antes de dar el paso un escalofrío me recorrió. Una vocecita gritó «¡No!» en algún lugar lejano de mi mente. Cerré los ojos, inspire y tensé los músculos. Esto no es lo que necesitas. No lo es. 
Abrí los ojos y di el paso que necesitaba para salir. Una punzada de dolor me hizo expulsar el aire que retenía, pero seguí adelante. El aire frío me puso la piel de gallina y ayudó a que mi corazón se comenzara a congelar... otra vez.
Pierna derecha hacia adelante, la grava crujió, sentí su dureza bajo mi pie.
«Te amo Deb».
Pierna izquierda hacia adelante, por alguna razón se me dificultó más ese movimiento.
«Te amo Deb».
Pierna derecha...
«Te amo Deb».
Pierna izquierda...
«Te amo Deb».

Corrí, tenía que alejarme, rápido... antes de que... antes de...
Vi mi automóvil estacionado al otro lado de la calle.
No es mucho... no falta mucho. Solo mantente. Corre. Corre. Corre.
«Te amo Deb».
¡Corre maldita sea!

Cuando llegue a la puerta del auto las piernas me temblaban, las manos me temblaban, toda yo temblaba. Las llaves se me cayeron. Maldije. Inhalé, exhalé. Contrólate. Todo va bien.

Me incliné para tomar las llaves. Y entonces lo vi: un llavero de mariposa. Un estúpido llavero de mariposa. ¿Porqué sigue ahí? ¿Porque no me he deshecho de él?


—¿Qué es esto? —le dije, mirando la cajita forrada con papel plateado que me ofrecía como si fuera un objeto radiactivo.
—Ábrela.
Tome la cajita con la desconfianza brotando de mis poros. Llevada por la curiosidad la abrí con cuidado de no romper mucho el papel, lo que estaba adentro me hizo parpadear con perplejidad.
—Me he dado cuenta de que no tienes ningún llavero y luego vi este y pensé en ti. Quiero decir... las mariposas son libres siempre, pueden volar a dónde quieran. Son como un trocito de libertad. Se que no es real... sería algo enfermizo que fuera una real, representa una... me pareció hermosa también... creí que te gustaría... pero si no, no hay problema... no tienes que aceptarla en serio, yo solo... ah, rayos ahora estoy parloteando como...
—Gracias. —La mariposa era realmente hermosa, con piedritas azules y lilas en las alas, con alambres de plata uniéndolo todo, nada ostentoso, solo... hermosa. La saqué de la cajita y la coloqué rápidamente con las llaves de mi auto. Antes de que me arrepintiera, antes de que pensara en lo que pudiera significar el sentimiento cálido en mi pecho, la sonrisa que no podía ocultar aunque lo intentara.

En lugar de tomar las llaves y abrir el auto, caí de rodillas y me rodee el torso con las manos. Temblaba. Temblaba tanto. Tenía tanto dolor que no sabía de donde provenía. Me castañeaban los dientes, algo tibio bajaba por mis mejillas, las piedras se me clavaban en las rodillas, pero no me podía mover. No podía hacer otra cosa más que temblar.

—¿Deb?
No lo escuché llegar, no escuché sus pasos. Sabía que en algún punto de mi conciencia eso debía preocuparme. Pero no lo hice.
—¿Deb? —Repitió.
Cuando sentí sus manos debajo de mis brazos levantándome, mi cuerpo reaccionó por instinto. Patalee y le lancé un codazo que dio con su mandíbula. El dolor en mi pie al chocar con la puerta del auto me hizo reaccionar al fin. Eso y las maldiciones de Malcolm detrás de mí. Me giré para verlo.

—Bien. Ok. Ya lo captó ¿vale? No es necesario que me des una paliza para demostrarme tu desprecio—dijo mientras se sobaba la mandíbula.
Yo reí. Tal vez no debería estar haciéndolo, era realmente un mal momento. Pero reí a carcajadas. Me quede sin aliento y seguí riendo hasta que se me soltaron más lágrimas. Porque acababa de comprenderlo. Que yo también lo amaba ya lo sabía, desde hace tiempo. Pero comprendí que de verdad no podría irme. No a un lugar dónde no volviera a verlo, ¿qué diablos? ni siquiera a uno dónde no pudiera verlo cada par de horas, por lo menos. Mi supuesta libertad solo sería otra cárcel para mi sin él. Qué idiota soy.

—Debo ser el idiota más idiota de este país, pero por favor... no te rías más de mi. Con mi propia autoburla tendré para mucho tiempo.

Me detuve instantáneamente. ¿Cómo en el infierno puedo arreglar esto? ¿Cómo? Maldición.

—No me reía de ti —le dije, casi grité, cuando él comenzó a darse la vuelta para irse.
—¿No? ¿Entonces de qué? —levantó una mano para evitar que hablara—. ¿De mi forma patética de declarar mi amor a alguien a quién no le interesa? ¿De mi idiotez por seguirla? ¿De mi estúpida preocupación por ella? ¿De mi...
—¡Me reía de mi!... de mi propia y muy, muy grandísima y bien nutrida estupidez —su mirada incrédula y vacía me dijo cuanto, realmente cuanto lo había herido antes—. Lo siento. Lo siento mucho. Quería herirte, quería que me dejaras ir. Pensé que sería mejor de esa manera... y estaba furiosa. Furiosa de que me dijeras eso después de que yo... de que te contara mis planes. —Suspiré y ahora sí me incliné para recoger las llaves. Solo para envolver el llavero en mis manos y sentirme más segura—. Toda mi vida me han manipulado. Mi madre, mi padre, mi hermana, mis abuelos... Todas las personas a mi alrededor se han aprovechado de mis sentimientos para que yo hiciera siempre lo que ellos querían. Por primera vez... por primera vez iba a hacer lo que yo quería, iba a tener... libertad. Y luego tu vienes y me dices que me amas. Como si amarte no fuera lo suficientemente difícil ya. Quise seguir siendo egoísta, quise seguir adelante a pesar de todo. Pero solo he podido llegar hasta aquí... y ahora... ahora sé —levanté la mirada hasta sus ojos—, que lo que yo llamo libertad, que lo que llevo años deseando, no sería más que una cárcel más grande sin ti. No hay lugar en el mundo que represente la libertad si no estás tú. Haz hecho del mundo una cárcel para mi, por eso me reía.

Él permaneció en silencio frente a mí, solo mirándome y con la mano aún sobre su mandíbula. El aire movió algunos mechones de cabello sobre sus ojos pero no hizo nada para acomodarlos. Me acerqué vacilante, esperando alguna reacción negativa, pero él no reaccionaba, no hacía nada y me estaba volviendo loca.

—Di algo por favor —le susurré mientras levantaba la mano para apartarle el cabello hacia atrás. Con mi toque reaccionó al fin. Parpadeando, sorprendido.

—¿Porque... —movió la mano que tenía sobre su mandíbula hasta mi mano, que estaba aún sobre su cabeza, entrelazando nuestros dedos—. ¿Porque creíste que sería una cosa o la otra? ¿La libertad o yo?

—Pues porque toda tu vida esta aquí —expliqué, haciendo un ademan con la otra mano—, tus estupendos padres, tus hermanos, tus estudios, todos tus planes, tu futuro. Adoras este lugar.

—No más de lo que te adoro a ti.

—Yo nunca... —agregue rápidamente— nunca, nunca te pediría que abandonaras nada de eso. Jamás.

—Pero yo lo haría —su mano libre fue hasta mi cintura y me acercó más a él, hasta que mi pecho chocó con su pecho—. Sin que me lo pidieras, te seguiría hasta el infierno si fuera necesario. Solo necesitaba saber que sentías lo mismo por mi ¿sabes?, por eso te dije que te amaba, para saberlo, para seguirte hasta el fin del mundo, no para detenerte aquí.

Se me formo un nudo en la garganta, el corazón parecía querer escapárseme del cuerpo para reunirse con él.

—Soy tan idiota. —Separé la mano que tenía sobre su cabello y la lleve a su nuca.

—Lo eres. —Dijo riendo, mientras colocaba la mano que antes estaba unida con la mía en mi mejilla.

—Que halagador. —Me puse de puntillas al mismo tiempo que él se inclinaba, nuestras bocas a milímetros de separación.

—Sincero... —rozó sus labios con los míos, solo una caricia, demasiado breve—, siempre sincero...

Tomé su rostro con ambas manos y fui por un beso de verdad. Hasta solté un gritito de felicidad cuando nos besamos al fin. Fuimos un poco salvajes, explorando con los labios, dientes y lengua. Mis manos enredándose en su cabello, las suyas subiendo por mi espalda. De pronto sentí que chocaba contra algo frío y duro, y un estremecimiento subió hasta mi cabeza. Me di cuenta que estaba entre mi automóvil y él, todo su cuerpo contra el mío. La sangre corrió más rápido por mis venas. Era exquisito. Con el auto como apoyo, rodeé su cintura con mis piernas.

—Deb... —gimió contra mi boca. El sonido me estremeció. Quería volver a escucharlo, quería escucharlo un montón de veces más. Pero ya habría tiempo, ahora sentía la necesidad de arreglar una última cosa.

—Dilo... —me separé con esfuerzo de sus labios y me incliné hacia atrás para verlo a los ojos. Ambos jadeábamos en busca de aire—. Dilo otra vez.

Mientras me miraba a los ojos supe que entendió a lo que me refería.

—Te amo Deb. —Su voz ronca casi me hizo perder el hilo de pensamientos.

—Te amo Mal.

Y sonreímos. Así es como debió ser antes, así es como sería de ahora en adelante.
Y nos besamos. Durante tanto tiempo... no hasta saciarnos, sino hasta que consideramos que si alguien nos veía llamaría a la policía por comportamiento indecente. Y no nos apetecía ir a la cárcel cuando podíamos ir a un lugar más cómodo.
Y hablamos. De nuestros planes, de lo que haríamos juntos, de como sacaríamos todo adelante.
Y fuimos felices. Por el simple hecho de estar juntos. De saber que seguiríamos juntos todo el tiempo que nos fuera posible.
Y nos amamos. Sin limites. Fuimos libres.


Creación de Cyborgbutterfly

3 comentarios:

  1. Me encantooo!!! eso es todo?
    Me gustaria seguir leyendo

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    Respuestas
    1. Hola, gracias por el comentario! :)
      Es un escrito de practica, me gusta desarrollar personajes para pulir mi escritura y así xD
      pero igual puedo desarrollar más escenas de ellos dos más adelante ^^

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    2. Si los haces me encantaria leerlos y por cierto me encanta como escribes :D

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