En un inicio... ¿Realmente quien pensaba en el tiempo?
¿Desde cuando los segundos se hicieron tan preciados como para medirlos en todo momento?
¿Desde cuando comenzaron a importar mas que la familia... el amor... los modales... inclusive de Dios mismo?
Perdemos tantas cosas preocupandonos por el poco tiempo que tenemos para hacer algo... que al final no sale para nada como nosotros esperabamos. Hay ocasiones en las que simplemente... si nos detenemos nos daremos cuenta de la belleza que nos rodea, y aprovecharemos todo lo que esta hecho para nosotros.
Algo tan simple como detenerse y dejar correr los segundos para mirar un atardecer, nos puede dar tantas sorpresas...
Enero de 2006, algun lugar del mundo.
Año nuevo... vida nueva.
¿Asi es el dicho no? Personalmente yo lo cambiaria a 'Año nuevo... problemas nuevos'...
Desde que mi padre murio hace dos años mi vida no ha sido mas que un laberinto de complicaciones, todo bajo una elegante fachada de exito y glamour. ¿Quien iba a pensar que liderar una empresa transnacional lider en el mercado de barcos requeriria tantos sacrificios?
"Tienes que hacerlo cariño. ¿Quien mas podria? Ademas todos te ayudaremos". Haber aceptado la propuesta de mi madre fue como vender mi alma al diablo... ¿Que todos me ayudarian? ¡Si claro!, me ha ayudado mas la temporada de huracanes que hizo añicos las ventas por medio año.
Desde que me puse a la cabeza de las empresas de mi difunto padre, desee haber escapado cuando pude... tenia tantos sueños por mi cuenta. Como decia mi abuela Clara cuando ocurria una desgracia con algun jovenzuelo ebrio de libertad "el pobre muchacho tenia toda una vida por de lante".
Asi habia ocurrido conmigo. Tenia toda una vida por delante. Grandes planes, grandes sueños, grandes metas... y todo se fue por la borda.
Hasta hace dos días, no habia pensado tan dramaticamente como lo hacia ahora. Ciertamente mi unico plan era seguir adelante, aceptar crudamente mi destino y seguir hasta que ya no pudiera mas. Algo relativamente facil, no soy de los que suelen complicarse la vida rodeando los problemas. Bien decia mi profesor de Calculo que tenia futuro para la ingenieria.
Pero no, por mas problemas que salieran en la empresa, aun si esta entrara en quiebra, no estaria tan abatido como ahora. Ni deprimido, ni nostalgico. No... mi madre de nuevo era la causa de los giros inesperados de todas y cada una de las situaciones en mi vida.
Justo en el baile de año nuevo pomposo y elegante que mi madre organizaba año con año en una mansion cerca del Tamesis -perteneciente a la familia-, se me acerco con una sonrisa depredadora, de esas que dicen huye mientras puedas.
¿Tienes unos minutos querido Charles?
Claro madre, ¿Sucede algo?
No, no te preocupes. Salgamos al balcon, necesito un poco de aire.
¿Y bien? ¿Que querias decirme?
Ah... Charles... Charles, tan impaciente como tu querido padre. Pero bien, vayamos al punto.
Te escucho.
Tienes que casarte en un mes. "
Ciertamente si habia algo que caracterizaba a mi madre era la completa falta de tacto. Sin embargo, eso no era lo importante, sino que al parecer de nuevo habia caido en sus chantajes. Casarme, ¿Como podria?
Mi progenitora, con toda la seguridad que poseia -mas bien arrogancia- llego y me impuso las nuevas reglas del juego. Sencillas, o me caso o pierdo la empresa. Sin dudarlo mandaria la empresa al infierno, y ahi es donde radica el chantaje. ¿Mi talon de Aquiles? El amor que le tenia a mi padre, y mi madre sabia usarlo muy bien.
¿Pero como puedes considerar tirar todo el esfuerzo que le llevo a tu padre levantar su empresa? ¿Como puedes ser tan egoista como para despreciar el legado que te dejo? ¿Es que no querias ni un apice a tu pobre padre que tanto te adoraba?
Esas preguntas en general, me hicieron darle un "esta bien" antes de que me siguiera llenando de acusaciones. Ella ya lo esperaba por supuesto, porque inmediatamente despues me dijo que ya tenia a las candidatas perfectas para el papel y que me daria el lujo, si el lujo, de tener opciones y conocer caada una de ellas.
El día de hoy comenzaba el absurdo desfile de faldas elegantes.
Y es esa la razon por la que me encuentro aqui, tan desdichado como perdido. Seria tan sencillo escoger a mi futura esposa si mi corazon aun estuviese conmigo. pero hacia años ya que lo habia entregado a una hermosa muchacha. Muchaha a la que no veia desde hace casi dos años, cuando abandone la universidad y a ella, para volver a Londres y hacerme cargo de la situacion.
¿Porque todo se complico tanto? No puedo imaginar siquiera lo que me espera. ¿Yo casado? Con una mujer a la que ni conozco y solo para mantener contento a nuestro inversionista japones que aprecia los matrimonios mas que al liderazgo e inteligencia.
Suspire con pesadumbre y camine unos metros mas sobre la desolada orilla de la playa del Tamesis. Desierta a esta epoca del año y terriblemente fria. Aun asi andaba con unos pantalones bermudas y una camisa polo, descalzo y despeinado. Sonrei al pensar en el grito que pegaria mi madre al verme llegar asi al encuentro con mi "amada" futura esposa.
Y ahi viene el tema de nuevo. Enojado conmigo mismo al no permitirme ni un minuto de paz, camine rapidamente por toda la orilla, sin importarme el viento helado y mas aun el agua que de vez en cuando me salpicaba.
Despues de caminar un buen tramo llegue hasta donde unas grandes rocas impedian que avanzara mas. Exhausto me quede ahi, parado observando el atardecer. A pesar de ser invierno en su etapa mas cruda, el atardecer era hermoso. me quede contemplandolo hasta que el sol se oculto por completo.
La belleza del evento me hizo pensar en Eliza, dificilmente me permitia hacerlo, por lo dolorosa que era la perdida. Pero ahora eso no me importaba mucho, cerre los ojos y recorde a la perfeccion cada fino detalle de ella.
Su sedoso cabello almendrado, sus hermosos y brillantes ojos verdes... la manera en que se pequeñas chispas doradas rodeaban el iris y como estas se hacian mas notorias despues de que la besaba... sus labios... finos y rellenos, de un color rosa natural... su sonrisa...
El siempre presente dolor en el pecho me indicaba que el amor seguia ahi, el amor y tambien la culpa. Dios si tan solo pudiera cambiar mis decisiones. La elegiria a ella, aunque mi padre se retorciera de dolor y mi madre chillara de coraje, la elegiria a ella... si pudiera volver a elegir.
Cuando me di cuenta, tenia el rostro mojado y no solo por la brisa del mar. Cai de rodillas y aprete entre mis dedos la arena lodosa que el mar dejaba cuando se retiraba, despues cuando las olas volvian dejaba que la arena se fuera entre el agua y volvia a escarbar en busca de mas... estaba empapado pero no importaba... en mi mente solo pensaba en que hacia mucho que no se tomaba un tiempo a solas.
Estuvo en el agua por mucho tiempo, orandole a Dios por una segunda oportunidad de elegir... por recuperar su alma... por ser feliz... Oro tanto que cuando volvio en si la Luna ya estaba bien en lo alto y la marea habia subido empapando por completo su pantalon.
Quizo levantarse y sintio las piernas acalambradas, espero algunos minutos y luego escucho el trotar de un animal y el conocido soplido del aliento de un perro que tenia un buen rato corriendo. Volteo hacia la arena detras de el aun sin pararse y segundos mas tarde lo vio... Un hermoso perro sonriente con pelo plateado, corriendo hacia el como si lo conociera.
Antes de que alcanzara a reaccionar ya estaba de espaldas en el agua, con el feliz can lamiendole la cara y moviendo juguetonamente las patas en su pecho. Desconcertado levanto las manos y acaricio el suave pelaje detras de las orejas, este perro le parecia vagamente familiar. Pero el nunca habia tenido un perro antes.
Lo mas cercano que habia estado de uno fue cuando Eliza trabajo en una veterinaria y le habia "presentado" a una hermosa perrita samoyedo, de la que se habia enamorado. Él celoso -irracionalmente- de la atencion que le habia sido arrebatada por un animal, no habia querido ni acercarsele al "bicho", pero despues Eliza habia logrado -como era de esperarse- que terminara teniendole cariño a la cachorrita y se la regalo para su cumpleaños en septiembre, ya que ella no podia costearsela. Le habia costado sus buenos 500 dolares.
De hecho ahora que veia con mas atencion a su "atacante", era de la misma raza... que casualidad... mientras acariciaba cariñosamente al perro trataba de levantarse sin mucho exito, el animal habia traido mas recuerdos nostalgicos a su mente. Plumita -asi se llamaba la perra de los 500 dolares- deberia tener el mismo tamaño e imagino que el mismo tono de pelo... pronto se pregunto que estaria haciendo Eliza en este momento... ¿estaria jugando con la perra? ¿recordandolo a él?...
Escucho unos pasos detras de el y una voz entrecortada que lo paralizo...
- Lo siento... lo siento mucho, no se porque... de pronto se me escapo de la correa y no pude detenerla, de verdad disculpe, no esta acostumbrada a este clima... estamos de vacaciones y con el paseo de seguro se aloco o algo - camino hasta ponerse a un lado de el sin mirarlo y enganchando la correa al collar del animal - Plumita mala... mala, mala, no vuelvas a hacer eso...
Mientras regañaba al animal... me quede completamente en shock. Plumita. Eliza... Ella aun no se habia percatado de el, y justo cuando iba a pararse para hablarle o abrazarla y besarla... ella lo miro ofreciendole la mano... y en esa posicion se paralizo, el color en su rostro por la carrera desaparecio tan rapidamente que temio que se fuera a desmayar.
Se sintio tonto... despues de pedir durante tanto tiempo una segunda oportunidad, no tenia ni idea de que hacer ahora que la tenia enfrente...
- Ca... Ca... Carlos... - Escucho el susurro, y vio como los ojos verdes se inundaban de lagrimas, esos ojos que momentos antes habia estado recordando llenos de calidez, ahora se llenaban de dolor y pena.
Como pudo se levanto y completamente empapado la estrecho entre sus brazos, con Plumita dando vueltas alegres alrededor de los dos.
- Oh Eliza... Eliza, te amo - Sin esperar respuesta la beso, como nunca antes, bajo la luz de la luna y el frio del invierno londinense, se sintio tan calido como nunca antes en el caribe... esta era su segunda oportunidad... y ni por su madre ni por su padre la dejaria pasar.
Solo pensó... Dios, Gracias.